
La reciente convocatoria de más de 15 reporteros en Playa del Carmen para discutir las estrategias de negociación de los convenios de publicidad con el Ayuntamiento de Solidaridad (Playa del Carmen), para el año 2024 ha encendido una luz de alerta sobre las dinámicas de poder que se tejen entre la política y los medios de comunicación locales.
La designación de Filiberto Martínez por parte de la presidenta Lili Campos como el intermediario en estas negociaciones ha sido el catalizador de un descontento palpable entre periodistas y dueños de medios, evidenciando una tensión que va más allá de las simples negociaciones contractuales y toca el corazón mismo de la libertad de prensa y la transparencia gubernamental.
La molestia no es menor. Los medios de comunicación se ven enfrentados a una figura política, Filiberto Martínez, cuya influencia dentro del Ayuntamiento de Playa del Carmen y su alineación con el PRI han generado preocupaciones legítimas sobre el manejo de unos 100 millones de pesos anuales destinados a publicidad.
Este presupuesto, lejos de ser una mera herramienta de comunicación institucional, se percibe como un engranaje más en la maquinaria electoral ante la búsqueda de reelección de Lili Campos. Tal situación pone en riesgo la objetividad y la independencia de los medios, pilares fundamentales para el ejercicio de un periodismo libre y crítico.
La reunión de reporteros no es un acto aislado, sino un símbolo de resistencia ante lo que se interpreta como un intento de cooptación de la prensa por parte de intereses políticos específicos.
La preocupación subyacente es clara: la posibilidad de que los convenios de publicidad se conviertan en herramientas de influencia política y control mediático, socavando el papel de los medios como vigilantes del poder y garantes de la información veraz y equilibrada para la ciudadanía.
En este contexto, la respuesta de los medios de comunicación de Playa del Carmen es tanto valiente como necesaria. Frente a la presión política, la prensa local se encuentra en un momento crucial para definir su rol y su compromiso con la sociedad a la que sirve.
La integridad periodística y la independencia editorial deben ser las brújulas que guíen su actuación, más allá de las negociaciones económicas o las alianzas políticas.
Este episodio es un recordatorio contundente de la eterna lucha por la libertad de prensa dentro de los marcos democráticos. La prensa no debe ser un instrumento al servicio de agendas políticas, sino un ente crítico, libre y diverso que enriquece el debate público y fortalece la democracia.
Es imperativo que el Ayuntamiento de Playa del Carmen y, en particular, la presidenta Lili Campos Miranda, comprendan que el respeto a la independencia de los medios es fundamental para la salud de cualquier sociedad democrática.
Así, hacemos un llamado a la reflexión y al diálogo constructivo entre las autoridades de Solidaridad y los medios de comunicación. Es esencial garantizar que los convenios de publicidad se manejen con transparencia, equidad y respeto por la independencia periodística, asegurando que el interés público prevalezca sobre cualquier consideración política o personal.
En Playa del Carmen, como en cualquier otro rincón del mundo, una prensa libre no es negociable.
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